Patrimonio


CORRAL DEL CARBÓN o ALHÓNDIGA NUEVA EN GRANADA

Juan Antonio González González



Hoy en la sección de patrimonio, viajaremos a la antigua Granada Nazarí, conociendo el único edificio de esta índole, que se conserva de forma íntegra en la Península Ibérica. Me refiero a la alhóndiga granadina ―en árabe al-fundaq, pl. fanādiq―popularmente conocida como Corral del Carbón. Este edificio se encuentra en la Calle Mariana Pineda, en pleno centro de Granada y es una visita obligada para todos aquellos que viajen o residan en dicha ciudad.

Una alhóndiga era un establecimiento donde se vendían productos traídos por gentes de otros lugares y su utilidad era doble, pues servía tanto para almacenar las mercancías como para alojar a los comerciantes forasteros.  Según  el arabista Luis Seco de Lucena Paredes, basándose en el Libro de Habices de 1505 entre otras fuentes documentales, existieron cuatro fanādiq entorno a la placeta de la Gran Mezquita: una contigua al templo; otra frente a la Madraza o Universidad, otra que en 1505 ocupaban los zurranderos y otra en un lugar que no ha sido posible precisar. Nosotros veremos la Alhóndiga Nueva (fondaq adīd), única superviviente de aquellas y que conocemos con el nombre Corral del Carbón.

La fecha de su edificación no está muy segura aunque por las tallas en yeso de su decoración indican que pudo ser construido en la primera mitad del siglo XIV, en tiempos de Yusuf I, séptimo soberano de la dinastía nazarí que gobernó entre los años 1333 y 1354.  La Alhóndiga Nueva, situada en la orilla izquierda del río Darro, se almacenaba cereales y carbón, era la que mayor comercio mantenía, compitiendo con la Alhóndiga Zaida (fondaq Sa īda), posiblemente por ser la más nueva y por su proximidad a la Alcaicería. Este tipo establecimiento solían pertenecer al Estado, a particulares y a las Mezquitas. A estas últimas, si consultamos los Libros de Habices, encontramos alhóndigas que fueron donadas en calidad de habiz (waqf pl. awqāf) a determinados centros religiosos, siendo explotados mediante el clásico arrendamiento a particulares. No obstante, en el caso de La Alhóndiga Nueva pertenecía a las esposas de los sultanes nazaríes.

                                                                                                

En cuanto a su arquitectura, cabe decir que lo más atractivo es sin duda su portada, decorada ricamente con yeserías y presidida por un arco tumido algo apuntado y enmarcado en un alfiz. Sobre su moldura horizontal hay una decoración epigráfica en cúfico. A eje, sobre él, se sitúa un vano geminado. Está rematado por un alero de amplio voladizo sostenido por canes de madera, característico de la tradición nazarí. Tras el zaguán, encontramos una bóveda  con estilo mocárabe donde el elemento arquitectónico predominante son los prismas yuxtapuestos y colgantes que parecen estalactitas sueltas o arracimadas.



Una vez pasada la bóveda, accedemos al patio de planta  casi cuadrangular (28,05 x 29,6m) que a diferencia de la portada, carece de elementos decorativos. 

El interior se organiza  en tres pisos mediante crujías con habitaciones y galerías adinteladas en los cuatro lados, que delimitan un amplio patio en cuyo centro encuentra una  pila cuadrada de piedra con dos caños laterales que recibían agua de las acequias del Darro y del Genil.



Las escaleras se ubican en el punto medio de las dos crujías laterales, aunque solamente subsiste la del Nordeste. Las galerías se sustentan en veintiocho gruesos pilares cuadrados de piedra toba en la planta baja y de ladrillo en las dos superiores. Éstas se utilizaban para alojamiento, mientras que en la planta inferior había almacenes y cuadras. La habitación situada sobre la puerta de entrada, probablemente fuera usada por el fundaqair y que en castellano recibió el nombre de alhondiguero. Desde esa posición podía controlar tanto el acceso por la ventana geminada, como el interior del establecimiento. Esta persona se encargaba de cuidar el edificio y ofrecer a los huéspedes una capa y unas esteras, mientras que mujeres viudas se ocupaban de limpiar el establecimiento y también ellas, solían cocinar los alimentos para los clientes, que previamente habían comprado, pues las alhóndigas no ofrecían comida. Por último, el edificio debió de contar con letrina, ya que había estrictas leyes  de higiene en la en la Granada islámica, aunque no se han conservado.



Tras la toma de Granada, la Alhóndiga Nueva pasó a manos de los Reyes Católicos, quienes mantuvieron el cobro de los mismos derechos sobre los productos contratados en ella. Posteriormente, los reyes la cedieron a su criado Sancho de Arana quien continuó empleándolo como hospedería.  No obstante, La doble función que hemos comentado antes de las alhóndigas, se redujo a una, de modo que fueron perdiendo su condición de hospederías para limitarse exclusivamente como almacenes y puntos de venta a través de los cuales se abastecían los mercados. Entre 1531 y 1593 fue utilizado como corral de comedias y en el siglo XVIII se usó como casa de vecinos, empleándose sus bajos como almacén de carbón, de ahí su nombre. El 27 de abril de 1918, por Real Orden fue declarado Monumento Arquitectónico-Artístico, con el fin de evitar su demolición y en 1933 fue adquirido por el Estado.  En la actualidad, acoge una oficina de turismo y varias tiendas. Por otra parte, en consonancia con uno de sus usos históricos, durante el verano se utiliza para representaciones teatrales y actividades musicales. El acceso a esta arquitectura única en la Península Ibérica, es gratuito y se puede ir casi a cualquier hora del día, por lo que es una visita obligada.

Bibliografía
SECO DE LUCENA PARECES, L. (1975): La Granada Nazarí del siglo XV,  Granada.
VILLANUEVA RICO, Mª C. (1961): Habices de las mezquitas de la ciudad de Granada y sus alquerías, Madrid.

Recursos electrónicos




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PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO VALENCIANO:
LA VILLA ROMANA DE MAS DEL JUTGE (TORRENTE, VALENCIA)

Ana Sánchez Delgado

El yacimiento de esta villa romana, cuya cronología abarca desde el siglo II a.C. al IV d.C, está situado a unos seis kilómetros de Torrente extendiéndose a ambos lados del barranco de l’Horteta[1]. En la actualidad el yacimiento se encuentra prácticamente destruido debido a la transformación de los campos en tierras de regadío y a la edificación de chalets sobre las estructuras, aunque aún puede observarse la gran extensión que debió de ocupar, en torno a unos 10.000 m2, habiéndose encontrado sobre esta superficie abundantes restos cerámicos así como el piso y las cimentaciones de varios recintos[2].

Esta villa tuvo su apogeo durante la época alto imperial a la que pertenecen la mayoría de los materiales hallados durante el proceso de excavación que, a su vez, revelan la existencia de una rica edificación doméstica con estancias para almacenamiento y transformación de productos agrícolas, así como un sistema propio de abastecimiento de agua en el barranco de l’Horteta. La importancia de este yacimiento queda patente por el hallazgo de una construcción de sillares junto al barranco y la aparición de algunos enterramientos que indican la existencia de una necrópolis[3].

 

Hallazgos más importantes

Los restos materiales más importantes hallados en este yacimiento aparecieron en el transcurso de sus dos campañas de excavación más significativas: 1982 y 1983[4].

Durante la campaña de 1982 destacamos la aparición de cerámica romana, de diferentes tipologías, mezclada con azulejos modernos de Manises datados en el siglo XVIII.

Por otro lado, durante la campaña de 1983 se produjo el descubrimiento de una ingente cantidad de cerámica de tipo romano. Otros materiales hallados en esta campaña fueron: fragmentos de vidrio, varios fragmentos de hueso, fragmentos de plomo, fragmentos de hierro, entre los que destacan algunos clavos y un posible remache, clavos de bronce, una planchita de bronce, punzones de hueso completos y fragmentados, punzones de cobre fragmentados  y, por último, una pieza de hilo de cobre con forma de omega (Ω), así como varias conchas[5].

Durante la campaña de 1983 aparecieron seis monedas. La primera de ellas es un as de bronce de Antonino Pio datable en el 138-161 d.C, fue encontrada en un estado de conservación pésimo en una excavación clandestina realizada por un vecino de la localidad.



La segunda moneda es también un as de bronce de Antonino Pio de la misma fecha que la primera, fue encontrada en muy mal estado. La tercera moneda es un Antoniniano de Galieno fechado en el 266 d.C, fue encontrada en muy mal estado en la escombrera de una de las catas clandestinas realizadas en el yacimiento. La cuarta moneda es otro Antoniniano de Galieno fechado entre el 267 y el 268 d.C, fue encontrada en muy mal estado en la esquina noreste del área de excavación. La quinta moneda es un Antoniniano de Claudio II el Gótico fechada en el 270 d.C., fue encontrada en mal estado en el cribado de la cata clandestina. Por último, la sexta moneda es de Constantius II  datable entre el 324 y el 361 d.C., fue encontrada en un pésimo estado de conservación[6].



Por último merece la pena destacar la aparición de numerosos fragmentos de mosaico, así como de una gran cantidad de teselas durante la campaña de 1983, así como la mención de un mosaico del yacimiento, hallado en 1912, del que solo se conservan fotografías así como una descripción en el Almanaque de Las Provincias de ese mismo año. El mosaico estaba formado por piezas cuadradas y polícromas representando un gran estanque poblado de peces y crustáceos y enmarcado por grecas clásicas[7].

Estructuras arquitectónicas

Las estructuras halladas en este yacimiento han sido escasas, principalmente por las limitaciones de terreno excavado impuestas por los chalets y campos de naranjos ubicados en la zona, es por ello que las construcciones romanas más visibles se encuentran en la zona inmediata al barranco y su cauce[8].

En las excavaciones realizadas durante la campaña de 1982 se encontraron una serie de materiales de carácter constructivo. La primera estructura hallada estaba realizada en mortero y estaba formada por pequeñas gravas, cal y arena sueltas, quizás correspondiente a un pavimento o cimentación. La estructura se extendía unos 50 centímetros hacia el norte y podría tratarse de algún tipo de cimentación de un camino o de otra obra debido a la cercanía de otros restos de edificios visibles en los alrededores más inmediatos. La segunda estructura hallada en el yacimiento fue la más importante de todas y se encontró en el margen derecho del barranco de l’Horteta, donde afloraban, entre la tierra y las malezas, unos sillares que parecían formar parte de una construcción adosada al cauce.



Una vez realizada una limpieza pudo observarse el arranque de una sólida construcción en dirección perpendicular al cauce. La estructura estaba fabricada con grandes sillares de piedra caliza dispuestos en nueve hiladas que conformaban una obra en opus quadratum romanum, tipo de construcción con una amplia cronología que abarca hasta el siglo III d.C. Esta estructura, a pesar de no poder precisar el momento de su funcionalidad, pudo ser un puente o acueducto. En tercer y último lugar se hallaron una serie de muros ubicados dentro de una parcela de un chalet y, concretamente, en la zona oeste de la misma donde afloraban la mayoría de los muros, algunos aprovechados para la construcción de varios aljibes modernos. Asimismo se han localizado numerosos restos de azudes y acequias, algunos probablemente romanos, así como indicios de dos acueductos, todo ello relacionado con el abastecimiento de agua del Mas del Jutge en época romana[9].



Respecto a la campaña de excavación realizada en 1983, fueron significativos los hallazgos de gran cantidad de materiales constructivos. En cuanto a las estructuras halladas, se encontraron restos de unos muros, uno paralelo al eje norte-sur y otro que en el ángulo sureste entroncaba en diagonal con el anterior, asimismo, al este se halló también otro muro que también se extendía hacia el oeste apreciándose restos de mortero que unían las piedras, las cuales eran de tamaño y forma variados. Por último, en la esquina noreste, junto al muro anteriormente citado, se encontraron amontonados varios trozos de mortero con una de sus caras lisas, mientras que el muro con dirección norte-sur se interrumpía al sureste justo donde afloraron dos ladrillos bipedales colocados horizontalmente que se extendían hacia zona aun sin excavar. Sobre estos ladrillos se apreciaba una pequeña capa de gravilla. Debido a la limitación a la hora de realizar las excavaciones no se ha podido averiguar el funcionamiento de estas estructuras halladas durante la excavación aunque se espera que en un futuro puedan establecerse dicho funcionamiento[10].

Bibliografía
ASINS VELIS, S. (1983): “Monedas romanas procedentes de las excavaciones (1982-83) de la villa romana del Mas del Jutge de Torrent (Valencia)”, Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº2, pp. 25-30.
FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. y SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano del Mas del Jutge de Torrent (campañas de 1982 y 1983)”, Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº7, pp. 9-212.
FERNÁNDEZ ARAGÓN, M., SANCHIS ALFONSO, J. R. y BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el estudio del poblamiento romano en el Pla de Quart", Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº5, pp. 9-22.
FLETCHER VALLS, D. (1973): La Labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1971, Valencia.
GARCÍA DE CÁCERES IZQUIERDO, T. (2007): “Mosaicos romanos de la Provincia de Valencia”, Crónica del IV Congreso Arqueológico del Sudeste Español, Murcia, pp. 411-416.



[1]  FERNÁNDEZ ARAGÓN, M.; SANCHIS ALFONSO, J. R. y BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el estudio del poblamiento romano en el Pla de Quart", Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº5, p. 11.
[3] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. et SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano del Mas del Jutge de Torrent (campañas de 1982 y 1983)”. Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº7, p. 85.
[4] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. et SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano…”, pp. 12-13. FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. et SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano…”, p. 33.
[5] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. y SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano…”, pp. 35-44.
[6] ASINS VELIS, S. (1983): “Monedas romanas procedentes de las excavaciones (1982-83) de la villa romana del Mas del Jutge de Torrent (Valencia)”, Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº2, pp. 27-29.
[7] GARCÍA DE CÁCERES IZQUIERDO, T. (2007): “Mosaicos romanos de la Provincia de Valencia”. Crónica del IV Congreso Arqueológico del Sudeste Español, Murcia, pp. 414-415.
[8] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. y SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano del Mas del Jutge de Torrent (campañas de 1982 y 1983)”. Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº7, p. 13.
[9] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. y SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano del Mas del Jutge de Torrent (campañas de 1982 y 1983)”. Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº7, pp. 20-31.
[10] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. et SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano…”, pp. 35-44.


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PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO VALENCIANO:

LA VILLA ROMANA DE ERETA DELS MOROS (ALDAIA, VALENCIA)

Ana Sánchez Delgado

El yacimiento de esta villa romana, cuya cronología abarca los siglos II a.C. al V d.C., está situado en una pequeña elevación cercana al barranco de Chiva y al “Pont dels Cavalls” y actualmente la zona se encuentra transformada, en su mayor parte, en campos de naranjos a lo que se suma la instalación reciente de dos fábricas cuyas obras también dañaron a gran parte del mismo.

Este yacimiento es considerado uno de los más importantes de la zona junto con el del Mas del Jutge situado en las cercanías de Torrente, ambas grandes explotaciones agrícolas que contribuirían a la economía de la cercana ciudad romana de Valentia[1].

Hallazgos más importantes

Los hallazgos en este yacimiento han sido constantes a lo largo de los años, aunque el más destacado de ellos fue una estatua del dios Baco descubierta, la parte inferior, a finales del siglo XIX durante la realización de trabajos de labranza en un campo de algarrobos de la zona, mientras que la parte superior se encontró en la década de los veinte. En la actualidad, esta escultura se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.



Posteriormente, se hallaron diversos fragmentos cerámicos de  sigillatas sudgálicas, hispánicas, claras y cerámica común, así como cerámica de barniz negro, además se encontró un peso de telar, una pieza de opus spicatum y estucos de pared.

La aparición de monedas ha sido constante, ya en 1962 ingresó en el Museo de Prehistoria de Valencia una pequeña moneda de bronce con busto galeado del año 137 d.C., así como dos pequeños bronces y un gran bronce del siglo I d.C., dos de ellos del emperador Trajano. También en el mismo año ingresó en el Museo un fragmento de aplique de mármol blanco esculpido con hojas de acanto[2].

Estructuras arquitectónicas

Los restos arquitectónicos descubiertos en este yacimiento han sido abundantes destacando, entre otros, algunos capiteles dóricos y fustes. También es abundante el número de estructuras halladas en la visita efectuada en 1962 por Tarradell, el cual distinguió cuatro grupos visibles de construcciones entre las que destacan dos estructuras similares a cisternas y una pequeña necrópolis. Entre los materiales hallados en superficie podemos destacar la abundancia de estucos y pavimentos, destruidos por las transformaciones modernas que sufrió el yacimiento, así como fragmentos de losetas de mármol rosa y otros colores claros.

Destaca la amplia extensión del yacimiento que, según Tarradell, pudo ser una importante explotación agrícola, seguramente una villa urbano-rústica, debido a su emplazamiento, a unos doce kilómetros del núcleo urbano de Valencia, y sus cultivos, así como por la existencia de ricos elementos constructivos y decorativos[3].

Además de las estructuras halladas, se encontró, en la zona clasificada como Ereta dels Moros II, un pavimento de mortero que fue destruido por la transformación agrícola de los años 60. También apareció, durante la construcción de una de las naves industriales, una piedra caliza cortada en forma cilíndrica con muescas en una de sus caras y que formaba parte de una prensa o molino. Asimismo, se conserva parte de una acequia excavada en la roca[4].



A la aparición de estas estructuras se suma el descubrimiento, en la zona clasificada como Ereta dels Moros III, de un camino cortado a ambos márgenes del Barranco de Chiva y que lleva a la Ereta dels Moros. Al lado del camino y en medio del barranco aparecieron restos de opus caementicium de alguna presa u otra posible obra constructiva[5].

Bibliografía:

FERNÁNDEZ ARAGÓN, M., SANCHIS ALFONSO, J. R. et BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el estudio del poblamiento romano en el Pla de Quart", Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº 5, pp. 9-22.

FLETCHER VALLS, D. (1966): La Labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1962. Valencia.

Recursos electrónicos
Dirección General de Patrimonio de la Generalitat Valenciana: www.cult.gva.es/dgpa/yacimiento/detalles



[1] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M., SANCHIS ALFONSO, J. R. et BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el estudio del poblamiento romano en el Pla de Quart", Torrens: Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº 5, p. 13. FLETCHER VALLS, D. (1966): La Labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1962. Valencia, p. 14.
[2] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M., SANCHIS ALFONSO, J. R. et BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el estudio…”, p. 14.

[3] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M., SANCHIS ALFONSO, J. R. et BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el estudio…”, p. 14.
[4] Dirección General de Patrimonio de la Generalitat Valenciana: www.cult.gva.es/dgpa/yacimiento/detalles
[5] Dirección General de Patrimonio de la Generalitat Valenciana: www.cult.gva.es/dgpa/yacimiento/detalles




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           JIMENA DE LA FRONTERA      

   



 Aguas Santas Barrada Rodríguez


Jimena de la Frontera es un pequeño pueblo de la sierra gaditana. Esta  acogedora localidad de casitas blancas y calles empedradas, que consta de un conjunto histórico de gran interés, que ha sido declarado Bien de Interés Cultural  por decreto de gobierno de la Junta de Andalucía del 24 de febrero de en 2004.                                                           


Este pueblo cuenta con yacimientos prehistóricos antecedentes de un poblamiento importante, que acuñó moneda de tipo libio-fenicio y que se llamó Oba en época romana. Esta ciudad, denominada Shamina en la Edad Media, controló una zona de interés agrícola y estratégico. La forma urbana, con el típico trazado alargado e irregular de las ciudades construidas en laderas, es a causa de la abrupta orografía del terreno del asentamiento, con resultados de gran belleza y pintoresquismo.






               



  

    







En Jimena podemos visitar tanto un castillo de época nazarí como pinturas rupestre, que son el único ejemplo de escenas marítimas del Bronce en España; sus numerosos miradores en la zona del rio; la iglesia de La Misericordia, que data probablemente de la segunda mitad del S. XV; el santuario de Nuestra Señora de los Ángeles, construido en 1450 para que vivieran los franciscanos; la iglesia de Nuestra Señora Santa María la Coronada, dentro del estilo barroca, data del SXVII, solo se conserva el campanario; iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, sus orígenes se remonta a 1586, se conservan dos naves; el antiguo canal de la Real Fábrica de Artillería de Carlos III o incluso participar en las jornadas ornitológicas, actividad que puede llevarse a cabo tanto por adultos como por los más pequeños.



El Castillo de Jimena de la Frontera se sitúa en el límite Sureste de la provincia de Cádiz y del Parque Natural de Los Alcornocales, enclavado en un paisaje de extraordinaria belleza. Sus estructuras defensivas se despliegan sobre un promontorio ubicado estratégicamente en el paso natural desde la Serranía de Ronda hacia la Bahía de Algeciras.

Una posición territorial privilegiada que ha incidido determinantemente en la ocupación ininterrumpida del asentamiento desde tiempos remotos hasta nuestros días. Los elementos arquitectónicos existentes dibujan un escenario de complejas e intensas relaciones -dentro y fuera de los límites del recinto- que confieren al inmueble una enorme potencialidad.

En el año 2002 dio comienzo la ejecución de un programa general de actuaciones destinado a la obtención de información material relativa a la evolución constructiva del castillo.
              

                               









El castillo ha sido restaurado recientemente la construcción está rodeada por un complejo cinturón de murallas, de forma irregular y muy alargado, adaptándose perfectamente al escaso terreno disponible en la cima, al estilo Nazarí. Presenta los típicos torreones de trecho en trecho, con planta cuadrada o rectangular. Las diferencias en su fachada revelan las sucesivas reformas y restauraciones que sufrió el conjunto, confirmando la importancia que tuvo durante los siglos de las guerras de frontera.




La puerta está dispuesta en ángulo recto con respecto al muro contiguo, que conserva bien el almenado. Tiene arcos apuntados de herradura y restos de una decoración pintada en blanco y rojo. Para su edificación se aprovecharon los muros de un edificio romano de excelentes sillares, así como inscripciones latinas, que formarían parte del mismo edificio, fueron empleadas como elementos constructivos en la obra islámica




Se conservan varios aljibes muy grandes, de distintos diseños y muy interesantes arquitectónicamente. Uno de ellos tiene arcos idénticos a los del acueducto almohade de los cañones de Carmona, en la provincia de Sevilla.



El alcázar fue muy reformado durante la época cristiana. Conserva los fosos, cortinas, bastiones que lo independizan del resto de la ciudad. Un corte del terreno en la plaza de armas permite ver la estratificación de los sucesivos pavimentos que se han ido añadiendo a lo largo de los siglos. En su centro se alza la torre del homenaje, de planta circular, que oculta en su interior otra más antigua y reducida, de planta poligonal. Tiene dos plantas internas cubiertas con bóvedas de paños muy restauradas, y por su estilo parece mudéjar, incluso directamente de época islámica, lo que le conferiría gran interés al ser muy raras en occidente las torres islámicas de planta circular, en vez de cuadrada.



El templo romano es de gran valor arquitectónico y religioso, actualmente se encuentran en estado ruinoso.

“El baño de la reina mora” se encuentra en estado de ruinas y de difícil acceso. Se puede visitar pero hay que trepar para verla porque no cuenta con pasarela o escaleras que faciliten el acceso. En esta zona podemos observar lo que parecen ser restos de una antigua iglesia mozárabe así como el llamado” baño” que es casi con toda probabilidad una pila para celebrar el rito del bautismo.













Por último, a unos 7 kilómetros de la población, partiendo del lugar denominado "Los Barracones", están las pinturas de la Laja Alta, consideradas de las más importantes del arte esquemático, siendo las únicas donde se representan escenas marítimas con grupos de barcos. Este abrigo rocoso, de pequeñas dimensiones, se localiza al fondo de la Garganta de Gamero, junto a un elevado escarpe vertical, labrado en la arenisca silícea, dentro del término municipal de Jimena de la Frontera. Contiene un gran número de representaciones pintadas en el panel que constituyen sus paredes rocosas. Podemos observar antropomorfos esquematizados (cruciformes, en brazos en asa, en phi griega, ancoriformes). Algunos de ellos parecen portar armas, ídolos oculados, cuadrúpedos de tendencia esquemática, esteliformes, ramiformes, motivos circulares y geométricos, manchas y embarcaciones.

Bibliografía
CORZO SÁNCHEZ, R. et. al. (1993): I Jornadas Seminario Permanente de Historia y Arqueología, Jimena de la Frontera Jimena.
GOMEZ DE AVELLANEDA SABIO, C., (2014): “Almoraima”, 41, Urbanismo Histórico en Jimena de la Frontera.

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