domingo, 22 de marzo de 2015

LAS VILLAS ROMANAS EN ESPAÑA

El término villa proviene del latín, concretamente de la síncopa de vicula, diminutivo de vicus que significa “granja, aldea”. Este término se aplica a la edificación de una propiedad rural o fundus, aunque si la villa se establecía en las cercanías de la ciudad se le denomina fundus suburbanus. Los autores antiguos utilizaban el término villa para designar cosas muy diferentes, ya que podía ser utilizado para definir tanto una mansión señorial como una modesta construcción dedicada a los trabajos agrícolas.


 Para la arqueología no siempre resulta clara esta identificación y suelen considerarse villas los asentamientos de mayor superficie con restos constructivos importantes y elementos suntuarios. Por debajo de esta categoría quedan numerosos asentamientos que pueden considerarse casas de labor ya que, tanto su superficie como la importancia de los restos arquitectónicos, son menores y los elementos suntuarios se encuentran ausentes total o parcialmente.  A pesar de ello, el hecho de que se realicen trabajos agrícolas no permite hacer una diferenciación entre ellos ya que todos los asentamientos rurales los realizan, salvo aquellos exclusivamente residenciales que también se consideran villas. Ambas funciones, residencial y agropecuaria son, por lo tanto, convergentes[1].


Características, tipologías y funcionalidad

Las villas romanas aparecerán durante el reinado de Augusto como modelo de ocupación del territorio rural, lo que supuso el abandono definitivo de los asentamientos ibéricos. Estas villas no sólo estuvieron dedicadas a la agricultura, sino que en ellas se crearon zonas de recreo para el disfrute de los habitantes de la misma. Durante el período republicano en Hispania se produjo una serie de transformaciones en el sistema productivo, lo que tuvo como resultado la implantación de un nuevo tipo de explotación agraria: la villa. Durante el período Alto Imperial las villas se convertirán en propiedades medianas, semiespecializadas y autosuficientes. Entre los siglos III y  IV las villas se especializarán y se convertirán en  complejos edificios de producción, consecuencia directa de las crisis urbanas debido a las invasiones franco-alemanas del siglo III o a los problemas surgidos por la Tetrarquía[2].

Las villas romanas en Hispania adoptaron variantes de planificación diversas. En ellas lo urbano y lo rústico prevalecerán en mayor o menor grado lo que impondrá a la villa un carácter de casa señorial o granja agrícola. Otro caso particular serán las villas configuradas con el medio marítimo que las rodea. Las similitudes de las villas hispánicas con villas de carácter genérico han permitido la asignación de estas villas a tipos definitorios, los cuales mostramos a continuación[3].

1. Villa de plan diseminado
Este modelo consiste en la reunión de un número variable de edificaciones domésticas o utilitarias erigidas con independencia dentro de la villa. En la villa de plan diseminado, termas, graneros, establos, instalaciones industriales y viviendas secundarias entre otros, forman parte de la entidad de la villa, pero son funcional y arquitectónicamente construcciones al margen de la edificación principal o mansión señorial. Encontramos dos modos de disposición en la villa de plan diseminado: aquél en el que las edificaciones carecen de un orden aparente y aquél en el que las edificaciones se alinean a lo largo de un espacio abierto rectangular, de este último tipo derivan las villas en forma de U o L, más generalizadas en el norte de Europa[4].

2. Villa urbano-rústica
Este doble concepto que implica el término “urbano-rústica” tiene como objetivo la justificación formal de los aspectos característicos de la villa, por un lado, su finalidad agrícola y, por otro, su carácter de habitación. Sería un tipo de villa en el que se asocian los caracteres productivos (pars fructuaria) y los residenciales (pars urbana), en el que se transfieren al campo los requisitos de comodidad y decoración de la domus urbana.



 La disposición más usual en el área del Mediterráneo de este tipo de villa fue la centralizada en torno a un peristilo, sin embargo, también estuvieron altamente representadas aquellas villas que, conforme a una estructuración estrictamente funcional y rural, aplicaron a las cámaras de habitación y departamentos termales los requisitos decorativos de la casa en la ciudad observándose una ausencia del patio porticado[5].

3. Villa residencial
Se trata de villas que, pese a haber sido excavadas, no se conocen las dependencias de finalidad rústica, debido, principalmente, a la recuperación parcial de su planta. Algunas de estas villas podrían definirse como auténticas mansiones lujosas exclusivamente señoriales. Se trata de edificios de construcción sólida, arquitectónicamente bien resueltos, planificados con regularidad, decorados suntuosamente y plenamente acomodados a la forma de vida en la ciudad.

Estas villas residenciales pueden agruparse en cuatro grupos: el primero sería aquél en el que el desarrollo arquitectónico y ornamental de las habitaciones de la villa desvelan el carácter señorial del dominus. En el segundo grupo estarían presentes aquellas mansiones residenciales que por su limitación documental y arqueológica permite desvelar su condición señorial debido a que se reduce únicamente al núcleo de la mansión, sin descartar la existencia de un sector servil y agrícola. El tercer grupo reúne a villas de apariencia señorial aisladas geográficamente y de tipología arquitectónica indeterminada, cuya característica principal es la ausencia de peristilo. El último grupo se corresponde con aquellas villas donde lo único descubierto son las termas al no haberse realizado una excavación completa de la villa[6].

4. Villa marítima
Las villas romanas de Hispania caracterizadas como marítimas no responden a la realidad del prototipo de la misma, ya que estas villas se caracterizan por tener un xystus y un barrio marítimo. Sin embargo, hay un aspecto que si tiene en común una de las villas hispánicas con las características de una villa marítima: la apertura al mar mediante un pórtico. Esta villa hispánica se encuentra en la costa gallega y se la conoce como la villa de Centroña (Puentedeume, La Coruña). Esta villa cuenta con un pórtico columnado sobre un acantilado a lo que se añade una rica ornamentación pictórica y estucada de la unidad arquitectónica que se conoce, lo que la convierte en una residencia de lujo marítima[7].



5. Villa con establecimiento rústico
Son aquellas villas en las que sólo se conocen los espacios de explotación agraria o industrial ya que, debido a la falta de datos arqueológicos, no se conocen las habitaciones de residencia[8].

Una vez conocidas las tipologías más comunes de villas romanas en Hispania, haremos una breve aclaración sobre el tipo de vivienda que representaba la parte residencial de la villa en Hispania: la casa de planta alargada y la casa de peristilo.

1. La casa de planta alargada
Este tipo de casa presenta un único bloque compartimentado más o menos en su interior, con un pórtico al frente y con o sin torres en la fachada. Dentro de este tipo de vivienda podemos encontrar variantes como el caso de: la villa encerrada en un rectángulo, en la que la construcción se limita a un rectángulo compartimentado en su interior y cuyo origen se remonta a la cabaña indígena prerromana; la villa de corredor, formada por un bloque rectangular al que se añade una galería frontal con pórtico; la villa con torres en la fachada, es una villa de corredor a la que se le han añadido dos torres en las esquinas para realzar la fachada de la villa. Las torres no solían sobrepasar la altura del edificio; la villa de pórtico es aquella que, por su ubicación y monumentalidad, entra dentro del concepto romano de amoenitas locorum, aplicado a las villas residenciales de lujo. Una característica clave de este tipo de mansión es que se encuentra inmersa en el paisaje donde se encuentre; la villa de patio, es aquella donde las distintas dependencias de labor y vivienda se establecen en torno a un patio. Esta forma de organizarse cuenta con dos vertientes, por un lado, el patio interior que actúa a modo de elemento integrador de todas las edificaciones de la villa y, por otro, la villa que tiene las construcciones anexas en un patio abierto y exterior que interviene como elemento unificador de la misma[9].

2. La casa de peristilo
Se trata de la vivienda de ámbito rural más extendida en Hispania. Se caracteriza por ser una casa con un patio porticado generalizado tanto en las casas residenciales como en las señoriales de núcleo de peristilo, donde la columnata del peristilo es distintivo de lujo y ornamentación.



Este tipo de vivienda se subdivide en tres tipos dependiendo del tipo de peristilo y la función que se le otorga: como espacio ajardinado rodeado de pórticos, como patio rodeado de pórticos, donde el jardín es omitido a favor de un patio porticado enlosado de tipología helénica y, por último, con peristilo doble. Dentro de este tipo de vivienda podemos encontrar una serie de variantes como son: la casa de atrio, que en la zona hispánica se presenta como una unidad menor dentro de una edificación doméstica  con un espacio central donde se ubica el atrio; la casa de atrio y peristilo, es la continuación del modelo anterior pero con la introducción de una columnata de origen helenístico[10].

Por último, haremos referencia a la funcionalidad de los espacios dentro de la villa romana, es decir los espacios de habitación dentro del sector señorial y aquellos establecimientos con función servil y agrícola-industrial.

1. Espacios de habitación
Las dos habitaciones más destacables dentro de una villa señorial fueron el triclinio y la sala de recepción. El triclinio es una pieza de recepción claramente reconocible por la huella que en el suelo dejaron marcados los lecti triclinares o a través de algunos detalles secundarios: acceso directo o casi directo desde el peristilo, entrada tripartita, pavimento en forma de U y otros detalles complementarios como las canalizaciones dependientes de los depósitos destinados al lavado de las manos de los comensales. El salón de recepción u oecus era una sala más amplia con una cabecera realzada en ábside o testero poligonal[11]. También encontramos otros espacios de habitación menores, los cubicula, de dimensiones reducidas y proporciones rectangulares, ordenados en hilera con acceso desde el peristilo, pasillos de entrada o corredores de distribución. En ocasiones el acceso no era directo y había que llegar a una habitación a través de otra. Su función más directa era la de dormitorio[12].

2. Espacios serviles y agrícola-industriales
Dentro de estos espacios podemos encontrar dos tipos de dependencias: de utilidad doméstica y con finalidad agrícola. Las primeras tenían una apariencia más rústica que el resto de dependencias de la villa, esto hace suponer se correspondían con las habitaciones del personal al servicio de la finca o a los espacios utilitarios de la casa como el horno, la cocina o la bodega. En cuanto a las segundas, se utilizaban principalmente para el almacenaje de cereal, de vino o de aceite, aunque también podían encontrarse estancias destinadas a: prensar aceite o uva, graneros, establos e incluso a zonas de fundición y hornos de cerámica[13].

Bibliografía



[1] ARASA I GIL, F. (2003): "Las villas: explotaciones agrícolas", en GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA, M., ALBIACH DELSCALS, R. y BONET ROSADO, H. (coors.): Romanos y visigodos en tierras valencianas, Valencia, p. 161.
[2] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004): "Aproximación al estudio de las villas romanas en España. Las villas de Albacete, Ciudad Real y Toledo", en Arse: Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, nº 38, p. 208.
[3] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas en Hispania, Madrid, p. 61.
[4] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas…, p. 64.
[5] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas…, pp. 69-70.
[6] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004): "Aproximación al estudio de las villas romanas en España. Las villas de Albacete, Ciudad Real y Toledo", en Arse: Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, nº 38, pp. 210-211.
[7] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas en Hispania. Madrid, pp. 134-135.
[8] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004): "Aproximación al estudio de las villas romanas en España. Las villas de Albacete, Ciudad Real y Toledo", en Arse: Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, nº 38, p.212.
[9] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004): "Aproximación al estudio de las villas romanas en España. Las villas de Albacete, Ciudad Real y Toledo", en Arse: Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, nº 38, pp. 213-215.
[10] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004): "Aproximación al estudio…”, pp. 215-216.
[11] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas en Hispania. Madrid, pp. 202-204.
[12] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas…, pp. 209-210.
[13] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas…, pp. 217-219.
Ana Sánchez Delgado

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